domingo, 27 de enero de 2013

FORTALECIENDO NUESTRA IDENTIDAD REGIONAL

HACIA EL FUTURO


La ley 1782 del 26 de diciembre de 1912, creando el departamento de Madre de Dios, fue una etapa más en nuestro largo proceso histórico cuyos orígenes se pierden en el pasado y que aún no ha terminado.A partir de esa fecha, se nos reconoció como un territorio autónomo, independiente de Puno, Cusco y Loreto, aunque durante muchos años fue “el departamento más olvidado del Perú”, eslogan final de Radio Madre de Dios, allá por los años sesenta, que resumía la poca importancia dada a estas tierras por parte del gobierno central durante décadas.

Al celebrar nuestro Primer Centenario conviene reconocer logros como el crecimiento poblacional debido fundamentalmentea la migración; la conciencia cada vez más clara de lo que es ser madrediosense; la existencia de vías y medios de comunicación que nos permiten en instantes relacionarnos con todo el planeta; el crecimiento del comercio y la industria; el surgimiento de instituciones educativas, institutos y universidades formando profesionales que de modo progresivo,con sus altibajos, van asumiendo las responsabilidades de la región; la recuperación de la dignidad de los nativos no como objetos turísticos o medios de vida para algunos oportunistas; una conciencia cada vez más clara en la defensa de nuestros recursos y reservas naturales de modo sostenible sin detrimento del desarrollo regional. 

Declarada como “Capital de la Biodiversidad del Perú”, tiene el puente más largo a nivel nacional, es paso obligado para el comercio terrestre con Brasil mediante la Carretera Interoceánica que en menos de veinticuatro horas podemos movilizarnos a Cusco, Puno, Arequipa, Brasil y Bolivia. El servicio aéreo nos permite en poco tiempo trasladarnos a distintas ciudades del país y del mundo.

En cien años hemos avanzado, indudablemente. Sin embargo, nuestra “ubérrima selva”, se está convirtiendoa pasos acelerados por efecto de la minería irresponsable en una purma o un desierto; los ríos en depósitos de aguas envenenadas, los peces desaparecen de modo inexorable (las “mijanadas” quedan en el recuerdo), los animales están en peligro de extinción (los “mitayeros” prácticamente van desapareciendo). Los depredadores no son solo los de fuera, sino también y, esto es los más doloroso, los mismos madrediosenses.

Términos como “shishaco”, “bombolomo”, “llamativos” (mitad llama, mitad nativos), “chuncho”, “huarayo”, “indio”, “paisuco”, “ojos de arroz”, “cholo”, “boliche”, son expresiones racistasque en las relaciones cotidianas y compromisos regionales nos dividen.

Madre de Dios se ha convertido en una región violenta e insegura  por la presencia de la delincuencia, sobre todo juvenil, los accidentes de tránsito, la trata de personas, la minería informal. La venta, el consumo y el tráfico de drogas aumentan. No es ningún secreto que Madre de Dios sirve de paso al narcotráfico hacia Brasil y Bolivia.

La corrupción es variopinta. Algunas muestras. “Colaboraciones” sutilmente obligadas para celebrar los cumpleaños de los jefes, teniendo los empleados contratadosque someterse por no perder su trabajo; otorgación de contratos para los proyectos, compra de materiales “a dedo”, concesión de trabajosno buscando a los mejores ni a los más honrados sino a los miembros del partido o movimiento. Pareciera que los justicieros de ayer son los delincuentes del presente, pero con saco y corbata. Muchos creyeron que las autoridades madrediosenses serían mejores que las foráneas; pero el cinismo, la mentira, la cobardía, la adulación, la envidia,  lamalcriadez, la prepotencia, la displicencia, la arrogancia, son la “marca registrada” de algunas de ellas.

A lo anterior es necesario agregar el silencio cómplice de algunos comunicadores sociales que solo informan lo que conviene a la autoridad de turno; o, a la inversa, la crítica feroz contra ellas, muchas veces, por razones personales antes que por el sentido de justicia; además, la manipulación que ciertos dirigentes ejercen sobre la población o los gremios a quienes dicen representar.

En política no es cierto que la voz del pueblo es la voz de Dios o que la mayoría siempre tiene la razón; existen muchos modos de manipular. No estamos acostumbrados a vivir en democracia. Nuestra conciencia política es deficiente: votamos por el que más promete y no por el más realista. Pareciera que nos gusta ser engañados.

A pesar de ello, el pueblo sencillo guiado por líderes honestos, sinceros y justos mantiene la esperanza, la fortaleza y la lucha por una sociedad madrediosense más justa, fraterna y solidaria, en la que el oprimido de hoy no sea el opresor de mañana. Gracias a Dios, existe una reserva moral invalorable, porque no “todas las personas tienen un precio”.

De cara al futuro, debemos buscar mecanismos para mantener la unidad en la diversidad; es decir, aprender a convivir con nuestras diferencias, buscar la integración en todo sentido conservando nuestros valores culturales, sociales, políticos, económicos, religiosos, éticos, morales.

Algunos problemas se agudizarán, surgirán otros que requerirán respuestas nuevas y creativas. Es necesario que desde ahora se prepare a los que dirigirán el destino futuro.
Conviene proyectarsede acá a veinte, cincuenta o cien años, dejando de lado mentalidades, esquemas y actitudes pueblerinas, aldeanas, individualistas. Pensar en el bosque, sin descuidar los árboles, de modo global sin perder la identidad propia.Ese es el desafío que las autoridades, los dirigentes, los líderesdel presente deben considerarsi quieren ser recordados dignamente.

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